Las 7 Diferencias Entre Sueños y Metas

Tener sueños es algo que nos une a todos como seres humanos. El que más o el que menos desea que suceda algún acontecimiento que nos haga felices. Quizás que nos toque la lotería, poder vivir en ese sitio que tanto deseamos o encontrar esa pareja que nos haga nuestro días más agradables.

"Don Quijote, enfermo, recibe la visita del cura y el barbero" - Miguel Jadraque y Sánchez-Ocaña
«Don Quijote, enfermo, recibe la visita del cura y el barbero» – Miguel Jadraque y Sánchez-Ocaña

Los sueños son deseos que queremos cumplir, pero seguro que nuestra experiencia y pasado ya se han encargado de demostrarnos que no siempre se cumplen y que es mejor pensar en la mala suerte y en la falta de merecimiento para que nosotros podamos alcanzarlos.

Pero sí podemos alcanzar nuestro sueño si lo convertimos en una meta hacia la que nos vamos a dirigir mediante nuestros actos. Es decir, los sueños se hacen realidad cuando les añadimos nuestra voluntad y capacidad de acción. El miedo, el riesgo y los fracasos son pasos del aprendizaje para alcanzar el sueño.

Pero hay más diferencias entre los sueños y las metas:

1. Deseo vs Realidad

Un sueño es una creación mental, un concepto abstracto visualizado que formamos en nuestra mente y que nos emociona. ¿Cuántas veces has fantaseado con lo que vas a hacer si te toca la lotería?

En Cambio la meta es algo real que puede suceder y que de una u otra manera nos ofrecerá un resultado y una situación diferente a la que vivimos ahora.

2. Gustaría vs Quiero

Cuando nos quedamos con la fantasía de los sueños, solemos emplear el verbo “gustar”. Decimos cosas como que me gustaría tener novia, que me ascendieran o tener un nuevo coche.

En cambio cuando actuamos en pro de una meta solemos usar más el verbo “querer”. Quiero ascender, quiero tener novia y quiero ese coche nuevo. Hay más enfoque.

3. Pasivo vs Activo

Los sueños nos hacen crear imágenes y divertirnos con ellas pero por sí mismas no tiene la capacidad de hacernos levantar del sofá y empezar a tomar decisiones para que se cumplan.

En contrapartida, cuando trabajamos por una meta estamos continuamente activos con altas dosis de proactividad que nos acerquen a nuestro objetivo deseado.

4. Victima vs Responsable

Si nos quedamos con nuestros sueños únicamente, es frecuente que mostremos una actitud victimista ante la vida. Solemos sentirnos marionetas o peleles de un destino y una suerte opuesta a nuestra felicidad.

Pero si actuamos en dirección a nuestra meta, tomamos las riendas de nuestra vida mostrando que somos responsables y directores de nuestras acciones. Nos aporta seguridad, autoestima y valor.

5. Queja vs Resolución

Como buena víctima, la persona que se queda con los sueños suele estar todo el día quejándose por muy diversos motivos. Su forma de interpretar su realidad le hace no agradecer nada.

En cambio, si queremos conseguir realmente nuestra meta, seremos agradecidos y estaremos normalmente buscando soluciones a obstáculos, conflictos y problemas varios.

6. Desconfianza vs Confianza en uno mismo

En el fondo, aquellas personas que se quedan jugando con los sueños, no tienen confianza en sí mismos, no creen que sean capaces de alcanzar aquello que tanto desean.

Las personas que luchan por conseguir esos sueños confían plenamente en sus capacidades, talentos y habilidades y están dispuestos a ponerlas en funcionamiento al 100% en todo momento.

7. Confusión vs Foco

Por último, aquellos que solo se quedan con sus sueños no suelen tener claro qué es lo que quieren y qué misión y sentido tiene sus vidas.

Algo que sí tienen claro y saben perfectamente aquellos que actúan por su meta. Estos saben lo que quieren y tienen un foco claro que visualizan y que les aporta la energía y fuerza necesaria para alcanzar esos sueños que ellos también tienen.

Carlos Postigo

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