Hace unos días me sucedió una anécdota impartiendo un curso de Cuento y Coaching. Trabajamos el cuento de “El Lobo y Los Siete Cabritillos”. Al final del mismo, una vez la Mamá Cabra rescata a sus hijos de la panza del Lobo, estos se disponen a rellenarle la tripa con piedras para que al levantarse e ir a beber agua se matará.

Una vez acabado el cuento, una niña de unos ocho años se me acercó y me dijo que no le había gustado esa parte en la que le llenan la panza de piedras, puesto que no hacía falta. Cuando le pregunté que eso que decía de ella me contestó que así era “más humana” y que le hacía sentirse muy bien.
Este episodio me hizo reflexionar acerca de la venganza como elección que está en nuestras manos y su influencia en nuestro bienestar emocional y psicológico. Creo que las ansias de venganza nos queman por dentro y no nos dejan descansar, y cuando la satisfacemos no conseguimos la anhelada Paz.
1. Perdón
Muy importante en nuestro proceso de no dejarnos llevar por la venganza es utilizar el Perdón como herramienta preventiva. Aceptar lo sucedido y elegir abandonar la ira y el resentimiento nos lleva a la tranquilidad.
El perdón no es condonación, ni resignación, ni reconciliación. Si además le apoyamos con un sentimiento de compasión y amor, podemos no solo evitar la venganza sino que trabajaremos a favor de nuestro crecimiento personal y del de los demás.
2. Empatía
Como muchas veces ya he comentado, el ponernos en los zapatos del otro nos ayuda enormemente a entender los sucedido, las motivaciones y las circunstancias que llevaron a que sucediera lo acontecido.
Empatía no es tampoco resignarse ni olvidar, es comprender y entender lo que lleva a otra persona a actuar de la manera que lo hace. A la empatía habría que sumarle un acto de justicia que reemplazara a la venganza.
3. Alternativas
La venganza pura y dura solo desea el mal hacia la persona que primeramente nos lo impartió a nosotros. Este deseo de hacer daño por nuestra parte es el que no nos deja descansar y nos hace menos humanos.
A esta forma de actuar debemos encontrar alternativas opuestas que fomenten actos de restablecimiento del daño desde la bondad y el amor. Para ello debemos cambiar nuestro enfoque y ser conscientes.
4. Conciencia
La Venganza puede dejarnos ciegos. Acabamos viendo todo a través de ese deseo de hacer daño. Este hecho nos sume en una vida de reacciones e inconsciencia que nos impide vivir con tranquilidad.
Si tomamos distancia y cambiamos la perspectiva podremos “ver” nuestra situación de otra manera y entender las ganas de venganza con un sentido diferente. Esto nos ayudará a analizar y destripar nuestro estado y poder tomare medidas más constructivas y sanas.
5. Amor
La base que está en todas las diferentes maneras de vencer a las ansias de venganza es el Amor. Este nos ayuda a comprender, a ser más conscientes, a crecer como personas, a entregarnos y servir al prójimo y a vivir más plenamente.
Este hecho es al que se refería la niña cuando decía que no le había gustado ese acto de venganza. Cuando dijo que esto la hacía “más humana” estaba diciendo en definitiva con su inocencia que la hacía ser “más Amor”. Toda una lección.
Carlos Postigo
Con mucho respeto le digo al autor de este texto que si pudiera conocer y respirar el sentimiento de venganza se tomaría más tiempo para darle más peso científico o sicológico a su artículo. De todas maneras sirve…
Muchas gracias por su opinión.
En definitiva, si sirve y es para bien sin que nadie ni nada salga perjudicado, objetivo cumplido.
Un saludo.