Sonreír es una manera de mostrar exteriormente que sentimos un estado de paz y felicidad interna. Con ello queremos transmitir igualmente a los demás nuestros sentimientos e invitarles a que sientan lo mismo que nosotros.
También podemos elegir sonreír externamente sin sentir ese estado de paz, sino solo como búsqueda de aceptación social. De esta manera queremos mostrar algo que no sentimos, lo que solo nos puede generar más sufrimiento y dolor.
Pero hay maneras de encontrar esa forma de sonreír con el alma que sin que queramos se expresa por sí sola. Para ello debemos trabajar con nosotros mismos y empezar a hacerlo desde ya mismo.
1. Recapitula
Una manera muy buena de volver a recuperar la sonrisa que una vez tuvimos, es recapitular nuestra vida, echar la vista atrás y darnos cuenta de todo lo que hemos vivido, superado y cambiado.
La perspectiva adecuada de hacerlo es desde el agradecimiento y el aprendizaje. Descubrir que no somos lo mismo, sino una versión diferente y más sabia de nosotros mismos que se actualiza con cada evento de la vida.
2. Ayuda
Cuando ofrecemos nuestra ayuda a los demás, estamos sintiendo internamente una gran sensación de paz y felicidad, al darnos cuenta de lo útiles que podemos llegar a ser y de todos lo que podemos llegar a hacer.
Cuando echamos una mano a un amigo, un vecino, un familiar… podemos descubrir en nuestro interior como nace una sonrisa que si la permitimos salir, se mostrará con toda su esencia en nuestra cara.
3. Crece
Cuando nos quedamos estancados en una situación y decidimos no cambiar, que ya hemos alcanzado lo que queríamos y nos quedamos parados, estamos impidiendo que nuestra fuerza vital se desarrolle y castrando nuestra energía.
Si nos permitimos el cambio, la posibilidad de seguir creciendo y aprendiendo estaremos permitiendo que en nuestro interior nazca la fuerza y el poder que la vida nos regala y a la que responderemos con una gran sonrisa.
4. Ama
Amar no es depender ni buscar la aceptación social o por parte del otro. Amar nos hace sacar lo mejor que tenemos y entregárselo incondicional y en plena libertad al otro que no deja de formar parte de nosotros mismos.
Esta alegría de percibir que en el fondo no estamos tan separados como las apariencias muestran, hace que amemos con toda nuestra alma y nos haga vivir en una continua sonrisa ante la vida.
5. Medita
La meditación a largo plazo nos conecta con nuestra esencia y nuestra parte más espiritual. Provoca que entremos en nosotros y descubramos que somos algo más que lo que pensamos de nosotros y mostramos ante los demás.
Ante la meditación es necesaria la humildad y la aceptación de nosotros mismos. Una meditación utilizada como relajación nos hace perder una magnífica posibilidad de autoconocimiento y de sonreír a la vida.
6. Conecta
Como ya he comentado con la meditación, cuando conectamos estamos entrando en otra dimensión de nosotros mismos. Es una realidad alternativa pero que existe y experimentamos como propia, real y verdadera.
Esta dimensión nos hace vivir en un estado perpetuo de paz y armonía que aunque sigamos viviendo en el mundo del día a día, nos hará percibirlo de una manera más positiva, alegre y feliz. Sonreír solo será la consecuencia, no la causa de nuestra felicidad.
Carlos Postigo