Perdonar es de los actos más difíciles de decidir realizar. Cuando odiamos, sentimos rencor hacia alguien, nos invade la bilis, un sentimiento negro y oscuro nos atrapa y nos dejamos llevar como ramas en la corriente de un río.
Hay veces que decimos que queremos perdonar pero que no sabemos cómo; realmente, en el fondo, no queremos perdonar. El acto en si no es difícil, solo requiere determinación y compromiso. ¡Es tanto el odio que nos invade…!
Este acto de perdonar lo podemos dividir en una serie de pasos necesarios para que sea totalmente efectivo. El perdón primeramente tiene que partir del alma. Solo con querer racionalmente no lo conseguiremos.
Si al final lo decidimos con el corazón, haremos lo siguiente:
1. Observar sin juzgar
Estamos acostumbrados a juzgar nuestros sentimientos en buenos y malos. Sería más correcto dividirlos en agradables o no agradables. Cuando odiamos sentimos por un lado un cierto nivel de tensión que nos hace sentir eufóricos y por otro lado una sensación de malestar que nos está indicando que algo no va bien.
Por tanto, deberíamos ser simples receptores de esas sensaciones sin juicios evaluativos que nos permitan el reconocimiento total del sentimiento.
2. Reconocer el rencor
El siguiente punto por tanto es reconocer nuestro sentimiento de rencor hacia ese alguien. Como ya hemos visto, reconocer nuestros sentimientos puede ser muy complicado si tenemos nuestro juez constantemente trabajando.
Cuando nos relajamos, prestamos atención y no evaluamos, podemos reconocer el sentimiento en plenitud y por tanto asumir su existencia e incluso etiquetarle.
3. Poerse en el lugar del otro
Una vez reconocido este sentimiento, procederemos a ir un paso más allá, y es ponernos en la piel del otro, o como dicen en la cultura anglosajona, ponerse en sus botas. Ahora deberemos pensar y sentir como aquella persona lo hacía.
Este paso requiere que nuestro juez esté totalmente ausente, por lo que estando en calma lo facilitaremos.
4. Entender sus circunstancias
Una vez que nos hemos puesto en la piel del otro, tendremos que hacer un esfuerzo y entender las circunstancias que llevaron a esa persona a actuar como lo hizo. No estamos justificando sus actos, solo entendiéndolos.
Es muy importante entender que la comprensión es diferente al olvido y a la ausencia de responsabilidad. Cuando perdonamos nos liberamos de un sentimiento desagradable pero no de exigir responsabilidad a la otra parte si la hubiera. Diferenciemos el sentimiento del hecho.
5. Ofrecerle Amor por lo que hizo
Por último, es importante enviar y ofrecer Amor a esa persona que nos pudo hacer daño y a la que hemos odiado para que no vuelva a cometer los actos que realizó y pueda actuar de una manera más positiva y constructiva.
Este paso solo lo podremos realizar cuando hayamos perdonado totalmente y nos hayamos liberado del peso del odio y el rencor.
Ahora, te animo a que perdones a esa persona por lo que hizo para que ya no duela más y puedas vivir en libertad.
Carlos Postigo
GRACIAS POR COMPARTIR ESTE MATERIAL INTERESANTE, QUE NOS OBLIGA A SER FELICES Y SER MEJORES PERSONAS.
Gracias Martha:
Sigamos en el camino de la Felicidad.
El perdón (‘per’ es ‘a través de’) o ‘perdonar’ (‘a través de’ y ‘donar’ a uno mismo, de dar a uno mismo la capacidad de darse/donarse ese ‘don’ que tenemos – el don de donarnos/darnos a través de – ‘per’) no tiene nada que ver con la otra persona sino de nosotros mismos. Si queremos liberarnos, sanarnos de la herida emocional, sentimental y psicológíca, es importante que NOS PERDONEMOS. Perdonarnos por no haber entendido/comprendido y aceptado la situación en la que está anímicamente la otra persona. ‘Aceptar’ NO significa ‘estar de acuerdo’ con lo que uno ha hecho en el pasado. Aceptar a la persona y no su conducta. Perdonarnos por haberle juzgado a la otra persona. No digo que hay que aceptar su conducta sino aceptar LA persona. ¿Te suena una frase bíblica que dice: «Ama al pecador (LA persona) y aborrece el pecado (conducta).» Hay que separar LA persona con SU conducta.No somos nuestra conducta. Existen muchas personas que le es imposible perdonar porque se enfocan en la conducta del otro a la que le llevó a hacer lo que tuvo que hacer, a «pecar». Seamos como el colibrí que se enfoca en el néctar (persona) y no en las espinas (conductas) de la flor.
Hola Ross!!!!
Muchas gracias por tu comentario; me ha parecido precioso. Estoy totalmente de acuerdo, y más cuando incides en aceptar a LA persona y a no juzgarla por Su conducta.
Un saludo.