El viaje del héroe es un proceso personal por el que pasamos todas las personas en algún que otro momento de nuestras vidas, por no decir que estamos inmersos en este proceso desde que nacemos.
Pues sí, porque el ser humano no es estático; desde que ve la luz está continuamente desarrollándose, avanzando y evolucionando tanto a nivel biológico como mental e, inclusive, espiritual.
En este artículo me gustaría compartir las diversas etapas en las que se puede estructurar este Viaje del Héroe, intentando aportar luz a algunos momentos de nuestras vidas que pueden seguir quedando sin explicación.
Viviendo en la zona de confort
La primera fase del Viaje del Héroe es la vida “normal”, mundana, la que hacemos en nuestro día a día caracterizada por los automatismos. Nos despertamos, desayunamos, nos embarcamos en una u otra actividad productiva, nos relacionamos con la familia o amigos y volvemos a dormir.
En este día a día puede haber mayor o menor conciencia de cómo vivimos, pero es innegable que vivimos con la sensación de seguridad y estabilidad que nos ayuda a no correr peligros.
Un importante inconveniente es que esta estabilidad es falsa, ya que nada es estable y estamos expuestos a continuos cambios que no solo ocurren en nuestro mundo externo, sino también en nuestro interior.
Escuchando la Llamada Interior
Y uno de esos cambios que experimentamos en nuestro interior es la denominada “Llamada Interior”, dando inicio a la que vamos a llamar la segunda fase del Viaje del Héroe.
Lo primero que hay que decir es que esta Llamada Interior puede ser provocada básicamente por dos motivos: bien porque hemos vivido una experiencia vital que nos ha trastocado todo, bien porque sentimos una necesidad de cambio personal en nuestro interior.
Y es que esta Llamada Interior la podemos sentir de muchas maneras, pero generalmente sentiremos como una fuerza o voz interna que nos impulsa a salir de nuestra zona de confort y crecer para sentirnos plenos con nosotros mismos.
Conociendo la Sombra
Pero en este viaje, como toda tradición nos muestra, no es un camino de rosas. Tendremos que enfrentarnos a obstáculos, retos y miedos, entre los que se encuentra la llamada por Jung, la Sombra.
Y es que esta sombra agrupa todo aquello de lo que no somos conscientes por una u otra causa y nos hace sentir pánico el hecho solo de reconocerla. Es como si nos rebelásemos contra una oscuridad que no conocemos pero que tiene poder sobre nosotros.
Pero claro, cómo no va tener poder cuando no solo está dentro de nosotros, sino que ¡esa Sombra también somos nosotros! ¿Y qué otra cosa podemos hacer ante la oscuridad que aportar luz?
Efectivamente, solo dando luz a la oscuridad podremos salir de ella, reconociendo que eso somos nosotros y asumiendo esa nueva, aunque a su vez vieja, faceta de nosotros mismos.
Regresando a casa
Y aquí llegamos por fin a la última fase del Viaje del Héroe, y que no es más que volver a nuestro día a día, del que realmente nunca hemos salido, pero más sabios, con mayores recursos y un mayor conocimiento de la vida y de nosotros mismos.
En esta fase sentimos la necesidad de aportar a los demás algo que hemos encontrado por el camino, tanto enseñanzas externas como tesoros internos que hemos descubierto een nuestro interior. ¡Qué hecho más bonito el de regresar ofreciéndonos!, ¿verdad?
Y recuerda, este viaje del héroe no es una experiencia única que sucede una única vez en la vida, realmente es un bucle que se repite continuamente; está en tu mano ser consciente de él y sacar el mayor provecho.