Potencia tu Liderazgo: El Liderazgo Espiritual

El Liderazgo como Capacidad

Últimamente estamos oyendo hablar mucho del Liderazgo. Podemos entenderlo como la capacidad de influencia sobre los demás desde una perspectiva constructiva, positiva y apasionada.

“La piedra de la locura” – El Bosco.
“La piedra de la locura” – El Bosco.

El Líder da ejemplo, acompaña, apoya, seduce e inspira. Es un referente del que obtener cualidades y aprendizajes que nos ayudan a crecer como personas. Jesús-Cristo es el ejemplo más relevante en nuestra actual sociedad Occidental.

Estoy seguro que todos los líderes comparten la capacidad de escuchar y hacer consciente aquello que les motiva y, por tanto, ponen su foco y todos sus recursos en su consecución. Pero además también creo que todos escuchan, hacen consciente y trabajan esa voz que les une a la divinidad.

Liderazgo y Divinidad

El Liderazgo no entiende ni de cultura, filosofía, sociedad o religión. Su capacidad de manifestación se puede dar en todos los seres humanos por serlo, independientemente del contexto en el que se desarrollen y vivan.

Al igual que el Liderazgo, la divinidad está presente consciente o no en todos los seres humanos. Tampoco entiende de diferencias externas a la persona y por tanto su manifestación solo depende de la libertad de cada para ello.

En síntesis, podemos entender el Liderazgo Espiritual como aquella capacidad de inspiración ante los demás, basada en la toma de conciencia, aceptación y obediencia a la voz divina en nosotros.

Quizás pueda parecer una definición algo abstracta o incluso aderezada con algún que otro tinte religioso. ¡Nada más lejos de mi intención! Desde mi total respeto a toda forma de “religión” solo pretendo dar a conocer cómo influye esa voz en nuestro liderazgo.

Mente vs Divinidad

El Liderazgo está formado por un conjunto de habilidades, aptitudes y actitudes que nos hacen comportarnos de una manera externa y recoger sus frutos. No olvidemos que estas herramientas son psicológicas, se desarrollan desde nuestra mente.

En cambio, nuestra divinidad es esa voz que sentimos, experienciamos y “escuchamos” con los oídos de la intuición. Es una voz que se oye o no se oye. Se puede alegar que no deja de ser una sensación/emoción/sentimiento; pero a diferencia de estos, la voz la vivimos con certera claridad. Cuando se vivencia no se duda de lo que se oye.

Normalmente solemos vivir en un mundo caótico de emociones dentro de nosotros. Nuestra Inteligencia Emocional nos ayuda a gestionar este mundo poniendo orden. Reconocemos, etiquetamos y trabajamos las emociones para su satisfactorio desenlace.

Mas la voz la sentimos como una sensación diferente, más profunda, segura y consoladora. Cuando la escuchamos y hacemos caso sentimos paz, serenidad y tranquilidad de conciencia.

Liderazgo Espiritual

El Liderazgo Espiritual parte de la escucha de esta voz y por supuesto hacerla caso. De esta manera no solo estamos haciendo nuestra misión en la vida (dada en el Liderazgo) sino que además nos sentimos parte de algo más grande que nos une a todos y a todo.

Ahora, cierra los ojos, respira tres veces con la mano en el pecho y escucha con los oídos de la intuición… o del corazón, como quieras llamarlo.

Carlos Postigo

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